Arde el salón Con rostro impasible las muñecas yacen en sendos sillones Ahí fuera el lamento de un búho anuncia una huida, y la fe arrastra su mano por la vasta buhardilla cuya luz tenue asoma a través de las diminutas ventanas Más allá en el espacio, a lo largo de un camino una infancia se aleja ahogando el recuerdo hasta extinguir sus llamas